«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra». (Gén 1:27-28)
Desde la creación, Dios ha tenido el cuidado de la familia, la creo pero también le dio principios y promesas para que todas las familias tuvieran la oportunidad de crecer bajo un estado de bienestar y unidad, por lo que pensó en varios propósitos para ella:
Para que tuvieran COMPAÑERISMO: la mejor solución para la soledad. Dios afirmo, “No es bueno que el hombre este solo; le haré una ayuda idónea” (Gén 2:18). Fuimos creados para amar y ser amados. Cada persona necesita a otra para compartir sus recursos, sus planes, sus esperanzas, sus alegrías, y sus tristezas. La mejor solución para la mayoría de las personas es el matrimonio.
También se recibe FELICIDAD, la mejor solución para la desdicha. La manera como vivimos en el mundo moderno suele confundirnos acerca de lo que es la felicidad; a veces, queremos ponerle precio a la felicidad pensando que son las cosas que tenemos o que otras personas pueden suplir (Prov 5:18- 19).
Nos creó con el propósito de PROCREARNOS: la mejor solución para la continuidad. Dios ha puesto en la naturaleza de las mujeres un deseo lleno de ilusiones y belleza, que es el de tener hijos y doto al hombre para colocar esa semilla en la mujer, Dios nos ha capacitado para que cumplamos con su palabra: “y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”. (Gén 1:28) Por lo tanto, es correcto y natural que el amor que el esposo y la esposa tiene el uno para el otro rebose y se comparta con un hijo de su propia carne y sangre; al hacerlo así, nos hacemos colaboradores con Dios en la gran obra de la creación y de la continuidad de la especie humana.
LA BUENA FORMACIÓN DE LOS HIJOS: es la mejor solución para una sociedad mejor. Formar a los hijos es más que proveerles techo, comida o abrigo, es darles valores y parámetros de conducta, enseñarles buenas actitudes y a ser positivos; todo esto debe hacerse desde los primeros años de vida del niño, cuando es receptivo en todo y se puede moldear. El hogar es el mejor ambiente para ellos. La Palabra tiene toda la razón cuando nos habla en proverbios 22:6.EXTENDER DEL REINO DE DIOS: la mejor solución para la propagación de la fe. En el hogar es donde se capta el estilo de vida espiritual, en 2 Timoteo 1:5; 3:14-15. Por medio de su ejemplo y conducta los padres son los modelos vivos que sus hijos pueden imitar para vivir e interpretar la vida cristiana. Cuando los padres y sus hijos reconocen a Dios como Señor y Salvador, algo del cielo comienza a hacerse realidad aquí en la tierra.