La tierra estaba llena de maldad, y el pecado contaminó el corazón del hombre y hacían cosas malas. Dios miró al mundo y vió guerras, injusticias y mucha violencia.
Dios sintió tristeza al ver todo esto, este no era el fin para el que Dios había creado al hombre, el no quería que sufrieran, pero el mal estaba esparcido por todo el mundo. Entonces, Dios decidió acabar con la maldad, pero para eso debía acabar con los creadores de la maldad: El Hombre. Pero Dios se dió cuenta que había un hombre diferente: Noé halló gracia delante de Dios. Génesis 6:5-12
Dios dijo a Noé: “Voy a traer un diluvio. La tierra está llena de violencia por culpa de los hombres y voy a acabar con todos menos contigo. Tú eres justo delante de mí, tú y tu familia se salvarán. También voy a salvar a los animales”. Génesis 6:13.
Dios iba a mandar un diluvio y toda la tierra se iba a inundar, por eso Dios le pidió a Noé que construyera un barco gigante donde iban a entrar dos especies macho y hembra de cada animal, así como alimentos para que pudieran vivir durante el diluvio.
Cuando todo estuvo listo y entraron los animales y Noé y su familia al arca, comenzó a llover como nunca. Cuarenta días y cuarenta noches duró la lluvia sobre la tierra. Todas las personas y animales que estaban fuera del arca murieron y todos los que estaban dentro permanecieron a salvo.
Cuando terminó de llover, ¡la tierra se demoró varios meses en secarse! Noé y su familia esperaron pacientemente hasta que pudieron salir del arca.
¡Por fin se secó la tierra! Dios le dijo a Noé: “Sal del arca junto a tu familia y a todos los animales. Multiplíquense y llenen la tierra”.
Noé construyó un altar e hizo un sacrificio a Dios. A Dios le gustó el sacrificio y bendijo a Noé y a su familia.
Dios hizo un pacto con Noé, con toda su descendencia y con todos los animales. Prometió jamás volver a destruir la tierra con un diluvio y puso un arcoíris en el cielo como señal. Así, cada vez que llueve y aparece el arcoíris, Dios recuerda el pacto que hizo con nosotros. Génesis 8:15-9:17
