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Introducción al Libro de Hechos

El libro de Hechos viene inmediatamente después de los cuatro Evangelios: Mateo,
Marcos, Lucas y Juan y es una transición entre estos Evangelios y el resto de los libros del Nuevo Testamento.
El libro de Hechos nos va a llevar a la primera Iglesia cristiana donde no había ni bautistas, ni evangélicos, ni católicos, ni luteranos, ni pentecostales, ni carismáticos, ni testigos de Jehová, ni adventistas, etc. 

Con el libro de Hechos vamos a ir al punto inicial, a la iglesia de nuestro Señor Jesucristo, vamos a retroceder a ese punto donde no habían divisiones, ni denominaciones. También vamos a comprender la obra del Espíritu Santo, persona divina que más resalta en todo el libro de Hechos. 

A través de los tiempos se han formado distintas posiciones acerca del Espíritu Santo y unos dicen que es una energía, una fuerza, pero la Biblia enseña que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

El libro de Hechos es el escenario por excelencia de cómo el Espíritu Santo comienza su actividad, su función y su ministración en la iglesia hasta el día de hoy. Hechos también nos van a ayudar a entender la importancia de la gran comisión para cada creyente, porque cada creyente en Jesús tiene el trabajo particular de evangelizar y no como algunos puedan pensar que es un trabajo solo para pastores, líderes de la iglesia o del comité de evangelismo. La gran comisión nos la dejó Jesús a todos como iglesia.

Aunque en ninguna parte del libro de Hechos dice que Lucas es el autor, podemos deducirlo cuando vamos al capítulo 1:1 de Hechos que dice: “En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar”. 

¿Cuál es ese primer tratado? El evangelio de Lucas 1:1-4 dice:”…me ha parecido…después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad…” Sin duda alguna hay una conexión entre el evangelio de Lucas 1:1-4 con Hechos 1:1. Entonces, si el destinatario del primer tratado, que es el evangelio de Lucas que está dedicado a Teófilo, podemos concluir que el libro de Hechos es el segundo tratado que Lucas escribió a la misma persona de Teófilo quien no se menciona de nuevo en ninguna parte de la Biblia. Los estudiosos piensan que por el término de excelentísimo Teófilo que utiliza Lucas podría ser un oficial romano a quien Lucas trataba de predicar el evangelio y convencerlo acerca de la verdad del mensaje de salvación y le escribió para que él supiera todas estas cosas. El libro de Hechos es una continuación del Evangelio de Lucas escrito por el mismo autor. ¿Quién era Lucas? Era un médico y amigo personal del apóstol Pablo. Lucas no fue uno de los apóstoles, no anduvo con Jesucristo, era un hombre muy preparado, doctor y compañero de viajes misioneros de Pablo. En Colosenses 4:14 Pablo dice:” Os saluda Lucas el médico amado…” Lucas es de origen gentil, conocedor de leyes y costumbres romanas, testigo de muchos eventos que narró y primer historiador de la iglesia primitiva. El libro de Hechos nos muestra al Señor Jesucristo obrando mediante el poder del Espíritu Santo a través de los apóstoles en Jerusalén, en Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra, el mensaje del Evangelio se fue expandiendo y creciendo hasta el mundo conocido sin internet. Ahora con la tecnología de nuestros días el mensaje del evangelio puede llegar y seguir expandiéndose por todo el mundo con una velocidad asombrosa. Este libro comienza con el Señor despidiéndose de sus discípulos, su ascensión a los cielos y el accionar del Espíritu Santo y termina con la estadía de Pablo prisionero en Roma. Lucas estaba siendo inspirado y guiado por el Espíritu Santo para narrar todas estas cosas, por lo tanto, podemos afirmar que el libro de Hechos es la Palabra de Dios. El libro de Hechos muestra los principios divinos de la actividad misionera, como se funda una iglesia, como llevar el evangelio a distintas partes del mundo, nos enseña y ayuda a defender la fe en Cristo, nos enseña la persona y obra del Espíritu Santo y nos enseña los métodos y temas  de la predicación cristiana. La manifestación del poder del Espíritu Santo en un cristiano no tiene que ver con actos emotivos, tiene que ver con la manifestación, la predicación, el testimonio de una persona arrepentida de sus pecados y que ha sido comprada con la sangre de Jesús y ahora es una nueva creatura. No son por emociones, sino por el poder del Espíritu Santo que seremos testigos de las maravillas de Dios. Hechos 1:8
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